En algunas empresas y cada cierto tiempo, los empleados compiten en actividades conjuntas, en juegos que quizá sirvan para una mejor sinergia del conjunto.
En realidad, se trata de una de las maneras de descargar adrenalina y, sobre todo, conocer mejor a los propios compañeros. Bien es cierto que uno de los principales sentidos de las salas de escape room es la emoción y diversión, pero también pueden conseguirse otros objetivos. Fuera del ambiente de trabajo, los compañeros laborales exigirán lo máximo de ellos mismos para colaborar con otras.
En los juegos de escape para grupos, especialmente para grupos de trabajadores o estudiantes, hay actitudes que nunca deben tenerse. A no ser que lo pida expresamente el desarrollo del juego, el equipo permanecerá unido y no se formarán grupitos.
Este es precisamente uno de los males que hay que evitar en el juego del escape, pues de lo contrario no estaríamos más que empeorando una situación ya dada. Hay que insistir en que el escape room no solo sirve para divertirse, sino también para descargar adrenalina y para conocerse mejor.
La descarga de adrenalina, sin embargo, puede conducir a situaciones no deseables. Hay personas que se meten hasta tal punto en la piel de los personajes, que se desesperan si no encuentran la solución y causan destrozos o ponen nerviosas a otras personas que se encuentran en la sala. El juego del escape room no está diseñado para adultos irresponsables, maleducados o que deseen obtener una atención y protagonismo que nada tiene que ver con la finalidad del juego.
Se dan casos de compañeros que se llevaban mal en el puesto de trabajo y que, una vez han acudido a una o varias sesiones de salas de escape para grupos de trabajadores, han experimentado un radical cambio en cuanto a sus sentimientos por su compañero. Lo cierto es que las apariencias engañan, y que encontrarse en situaciones diferentes a las del día a día, puede propiciar que saquemos lo mejor (o peor) de nosotros mismos y así todo quede más claro, tanto hacia los demás como hacia nosotros mismos. Mediante un juego de colaboración de este tipo, la persona también puede llegar a entenderse mejor a sí misma. En cierto modo, es como cuando se desata un apocalipsis en una historia de terror. La ambientación e historias de la salas ayudará a que ponerse en situación resulte más fácil. Imaginémonos con un grupo de personas encerradas en una enorme sala, en un lugar ambientado especialmente para crear una atmósfera gótica, de terror, apocalíptica… Cuando en la vida real se dan catástrofes o situaciones límite, también las personas pueden sorprender a los demás o a ellas mismas, tanto positiva como negativamente.
Las mejores compañías dedicadas a las salas de escape room, ofrecen posibilidades para diferentes juegos. Hay jugadores más osados y otros más impresionables. Dentro de esta última categoría, hay personas a las que les gusta la ambientación terrorífica pero no los sustos ni las visiones gore o sangrientas. Lo importante es que las salas de escape room tengan alternativas para todo tipo de jugadores. La figura del gamemaster es fundamental. Se trata del profesional que guiará a los jugares cuando estén enclaustrados en la sala. No será quien resuelva los problemas inherentes al juego, pero sí quien resuelva los problemas que puedan causar jugadores que se ponen nerviosos, que desean abandonar el juego o que están incordiando a otros jugares. Recordemos una vez más que los juegos de salas de escape se plantean para divertirse y descargar tensiones, no para acumular más y para dar rienda suelta a las rencillas personales. En este último caso, lo mejor es quedarse en casa o en el puesto de trabajo.